Dar ese primer paso no es fácil. Sabes que es algo emocional, pero no sabes si ese malestar es tan intenso como para preguntarte si necesito ir al psicólogo.
Cuando reconocer si necesito ir al psicólogo
Lo primero que se nos pasa por la cabeza es que «seguro que es algo pasajero y terminará pronto». Deseamos que se pase cuanto antes esa mala racha que no nos deja sentirnos bien. Pero cuando va pasando el tiempo y vemos que no termina, empezamos a plantearnos si este malestar «no viene de visita y sí ha venido con intención de quedarse».
No tiene por qué ser un acontecimiento exterior a nosotros el que dé lugar a nuestro sufrimiento emocional. Lo que sí, con toda seguridad, dicho malestar interior empieza a afectar a muchas situaciones de nuestro entorno.
En otras ocasiones sin embargo, el acontecimiento exterior que ha perturbado nuestro estado de bienestar sí está bien definido.
Sea algo que proviene de nuestro interior sin reconocer el ¿por que? (o sí reconociéndolo), o sea algo que nos afecta por cosas que han sucedido en nuestro entorno, lo que nos importa y lo que nos mueve a buscar ayuda son las ganas de volver a recuperar cuanto antes nuestra paz interior y nuestras ganas de seguir disfrutando de la vida.
En este artículo te propongo claves para que te puedan servir de ayuda y salir de ese espacio de duda que ya de por sí también genera cierta inquietud añadida.
Ya no vemos a los profesionales de la psicología como antes.
Ir al psicólogo se ha convertido en un evento que cada vez se hace más sencillo. Para una persona, ante cualquier duda, debería ser tan normal acudir a un psicólogo como ir al dentista, al ginecólogo o al urólogo. Es cierto que nunca es plato de buen gusto tener que hacer este tipo de visitas, pero las hacemos:
- Sin sentir o percibir que nadie nos va a mirar con caras raras.
- Sabiendo que ganamos calidad de vida y tranquilidad al hacerlo.
«Si estás lo suficientemente preocupado por un resultado, posiblemente harás algo para solucionarlo»
William James
En estas próximas líneas te propongo 4 claves para ayudarte en tu decisión
Como saber si debo acudir a un psicólogo
1- Céntrate en tu propio criterio personal
¿Me preocupa estar sintiendo, pensando y/o haciendo algo indeseable para mi? o ¿Me preocupa estar sintiendo, pensando y/o haciendo algo indeseable para los demás?.
Si lo que te preocupa de forma intensa y habitual (2 o más meses) tiene que ver con la primera pregunta, estás adoptando el criterio correcto, el tuyo.
Este primer punto es muy importante porque muchas veces, no sentimos malestar por hacer determinadas cosas, sino que nos sentimos mal porque sabemos que esas cosas no van a gustar a terceras personas.
Si tus conductas no hacen daño ni generan malestar o molestia a nadie, tal vez no deberías llegar a sentir malestar por ciertos rechazos de tu entorno. Puede que en algunos casos, sean algunas de estas terceras personas las que tuvieran que plantearse el ir al psicólogo.
En todo caso, el malestar emocional por miedos al qué pensaran de mi, también es motivo de consulta psicológica si dicho malestar es intenso y se hace habitual
Enlace de interés: https://psicopedia.org/1990/10-tips-para-ser-asertivo-sin-dejar-de-ser-uno-mismo/
2- Separa con claridad lo psicológico de lo fisiológico
Aunque lo fisiológico y lo psicológico forman parte de un «todo», es recomendable saber reconocer en qué grado lo uno está afectando a lo otro. Separemos el arroz del marisco en la paella.
Es indiscutible que los factores fisiológicos afectan a nuestro estado de ánimo y viceversa.
En este punto, es recomendable hacer una lista de factores fisiológicos que pueden estar afectándote para que puedas tenerlas en cuenta como variables intervinientes en tu grado de malestar emocional.
- Dificultades digestivas
- Periodos menstruales
- Dolencias musculares, esqueléticas.
- Dolores de cabeza
- Dificultades en la alimentación por problemas endocrinos, metabólicos.
- Dificultades a la hora de dormir por turnos de trabajo.
- …
Son variables que a pesar de tenerlas asumidas desde que se padecen, y haberse adaptado a ellas, pueden acentuarse cuando hay etapas de mayor estrés.
Sería bueno acudir a los médicos oportunos para reducir al máximo posible el impacto emocional de estas variables.
En caso de acudir al psicólogo siempre se tendrán en cuenta estos factores durante el proceso de intervención psicológica. La clave será determinar como se relaciona ese plano fisiológico y plano emocional.
3- Tu malestar emocional. ¿Afecta significativamente tu día a día?
Tu familia, relación, amigos, compañeros… ¿tus conductas dan lugar a conflictos que antes no existían?, ¿reconoces dichas conductas como desajustadas por sensaciones de ira, frustración, incertidumbre…? ¿te generan sensación de culpa?, ¿vergüenza? ¿incluso cierto miedo a poder estar siendo poco aceptada/o?
Si respondes afirmativamente a estas preguntas hay muchas posibilidades de que un psicólogo pueda asesorarte y orientarte para volver a ser quien eras o empezar a ser quien deseas ser.
4- Habla de lo que te pasa con los tuyos
¡No tienes nada que perder y todo por ganar!
Si preguntas y recibes comentarios constructivos de las personas cercanas de confianza, tendrás una idea de lo que te puede estar ocurriendo pero desde otra perspectiva.
¿Qué me está ocurriendo? dos o más hipótesis mejor que una.
Recibir retroalimentación de lo que te pasa a través de lo que opinan personas significativas para ti, puede objetivizar tu dificultad y puede arrojar información importante que te ayude a tomar una decisión definitiva sobre si acudir al psicólogo.
Si la conclusión es que preciso ir al psicólogo.
Es imprescindible que vayas con expectativa de que va a ser bueno para ti. Evita pensar que acudes porque tienes un problema en la cabeza. Con casi toda probabilidad, estás atravesando una etapa de dificultades que afectan a tu estado emocional y eso es algo solucionable.
Nadie dice que vaya a ser fácil, pero una vez elegido el camino, hazlo con la mejor actitud posible. Merecerá la pena afrontar el desafío, cambiando sesión a sesión los hábitos que te han ido alejando de tu propio «sentirte bien».
Forma un buen equipo con tu psicólogo y una vez consensuado el plan de acción, adhiérete a dicho plan con ganas para que en unos pocos meses puedas empezar a sentir que vuelves a tener las «riendas de tu vida», que vuelves a tener ese estado emocional de bienestar y calma que tanto te mereces.